Los inuits construyen iglús donde hay mucha nieve. Primero, cavan un pozo grande. El pozo es la parte de abajo del iglú. Luego, aprietan bien la nieve. Así forman bloques de hielo. Apilan los bloques unos sobre otros. Los iglús tienen un pequeño agujero en la parte de arriba de la cúpula. Por ese agujero entra y sale el aire. Esto hace que el aire que se respira sea seguro.
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